Los orígenes del Montepío están envueltos en un halo mágico, como si de un cuento de hadas se tratase.
Escribir la historia sobre la fundación de Agremia (anteriormente, Asefosam) y su discurrir a lo largo de estos más de cuarenta años de existencia no sería posible, o al menos quedaría incompleta, sin antes recordar y analizar sus curiosos predecesores. Y puesto que, según sus fundadores “Asefosam, es hija del Montepío de Maestros Fontaneros, Hojalateros y Similares de Madrid”, empezaremos a elaborar nuestra historia rememorando los orígenes de esta agrupación que ya forma parte de las raíces mismas de la profesión de fontanería.
Hacia mediados del Siglo XVII, un maestro Vidriero de la Corte del Rey Carlos II, D. Francisco Vicente Dulcebón y su esposa Doña Petronila Sánchez de Rojas, se convirtieron en los benefactores de las familias de los profesionales de todo un gremio. Su gran generosidad les llevó a otorgar “para las hijas de los maestros y oficiales del gremio de los vidrieros, el remanente que quedase de todos sus bienes, derechos y acciones, después de la muerte de ambos”.
Estos fondos habrían de ir a parar a la fundación de una Memoria Perpetua que se encargaría de sufragar los casamientos – según dispuso Dulcebón en su testamento – de las hijas de los vidrieros, así como también de las doncellas huérfanas y pobres que fueran de la parroquia de San Sebastián”.
Tal y como se dispuso la Memoria fue fundada sin demora a la muerte de Dulcebón en el año 1678.
Tras hacer inventario de sus posesiones fueron a parar al fondo de la Memoria un total de 106.602 reales y 8 maravedíes y medio, lo que suponía en la época algo así como una pequeña fortuna.
También se incluían unos inmuebles situados en la Carrera de San Jerónimo “para que las gozase la fundación en posesión, y en propiedad para siempre jamás con el goce de sus alquileres”. Posteriormente también fue a parar al depósito, la renta que percibía la segunda esposa de Dulcebón, Doña Maria Fernández.
Lo que Dulcebón y su esposa nunca pudieron sospechar es que gracias a su generosidad, no sólo habían conseguido prestar una ayuda a las familias de los maestros vidrieros, sino que también se iba a establecer un importante vínculo entre todos los componentes del gremio, creándose un importante lazo de unión entre todos ellos que ni el paso del tiempo ha deshecho, más bien ha ocurrido todo lo contrario porque ese vínculo inicial se fortaleció y ocupó un papel protagonista dentro del mundo empresarial y se llamó Asefosam.
Asefosam evoluciona...
En 14 de julio de 1977 (cuando apenas había asomado el nuevo sistema político y la libertad de asociación acababa de implantarse) a las 11.30, se reunieron en la sede de la Federación Empresarial de Madrid y Provincia, en la calle María de Molina, un grupo de profesionales decididos a crear una Asociación para dar respuesta a los cambios que se avecinaban.
Sus nombres eran Plácido Iglesias Manrique, José de la Peña García, José Peciña Cuevas, Rafael Montoro López. Sus primeros colaboradores fueron Pablo Portoles Granada, Jesús Ayala Orea, Angel Martín Simón, Angel Pérez Escudero, Isabelo Agudo y Serafín Cerezuela.
Todos ellos formaron la primera Junta Directiva de Asefosam y eligieron como Presidente a D. Fortunato Luis López Almendariz.
Así pues, si bien la Asociación estuvo vinculada desde sus orígenes al gremio de la Fontanería, poco a poco y en paralelo con la incorporación de nuevas fuentes de energía en la Sociedad y en la vida civil ésta fue evolucionando.
Tras el agua, se incorporó a su actividad de gestión el Gas, junto con las actividades de Calefacción y Climatización. Ya en 1996 fue la Electricidad la que se sumó y tras ello, y como lógica consecuencia natural de la Sociedad actual, las energías renovables (energía solar térmica, fotovoltaica, geotérmica etc).
Evolución de la imagen corporativa
Primer logotipo de la Asociación (1977)
Logotipo empleado en los años 80 hasta 2011.
Presentado en la XXXII Fiesta Patronal, en 2011, este logotipo representaba la nueva imagen de la Asociación. (2011-216)
2016: La nueva realidad multiprofesional tiene su forma verbal específica: ``Agremia``
La denominación de “Asefosam” ha sido longeva en el tiempo pero su voluntad trascender y evolucionar para reflejar una realidad empresarial, diversa y multisectorial, ha dado lugar a una nueva denominación: Agremia.
La Asamblea General de Asefosam, reunida el 19 de mayo de 2016, aprobó por unanimidad un histórico cambio de Estatutos que incluyó, entre otras novedades, la modificación de la denominación social de la Asociación.
Asefosam pasó a denominarse oficialmente Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía (Agremia).
El siguiente paso en nuestra historia, que ya es nuestro presente y futuro, es el de difundir la idea de las empresas multiprofesionales. Aquéllas que integran múltiples actividades en su quehacer diario para ofrecer un servicio integral a sus clientes. ¿Quieres ser una de ellas?
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