16 Feb El Gobierno prepara un nuevo impuesto “medioambiental” que penalizará el consumo responsable de equipos basados en energías renovables
Madrid, 16 de febrero de 2022
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“Si de lo que se trata es de promocionar el uso de aparatos domésticos ecoeficientes para combatir el cambio climático y contribuir a la transformación energética, con esta normativa se busca lo contrario, ya que penaliza el consumo responsable”, creen en Agremia.
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Las instalaciones de climatización para uso doméstico sufrirán un encarecimiento, que más de 20 asociaciones han estimado en un 5%.
La tecnología es clave para la descarbonización del sector de la edificación, destacando de entre todas las opciones las bombas de calor, equipos de aerotermia que contribuyen al triple objetivo de la Unión Europea: ser energéticamente eficientes, hacer uso de las energías renovables y reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Sin embargo, el Gobierno prepara un nuevo impuesto sobre gases fluorados de efecto invernadero, que impactará directamente en la fabricación e instalación tanto de las bombas de calor, como de los equipos de refrigeración y aire acondicionado.
Según Agremia, a partir de la entrada en vigor del anteproyecto de ley que impone este nuevo impuesto “medioambiental”, previsto para el mes de julio, las instalaciones de climatización para uso doméstico sufrirán un encarecimiento, que más de 20 asociaciones han estimado en un 5%, basándose en que los fabricantes tendrán que repercutir este impuesto al consumidor final.
“Si de lo que se trata es de promocionar el uso de aparatos domésticos ecoeficientes para combatir el cambio climático y contribuir a la transformación energética del país, con esta normativa se busca lo contrario, ya que penaliza el consumo responsable”, creen en Agremia.
El Ministerio de Hacienda y Función Pública asegura que esta medida se introduce para hacer la norma más sencilla y simplificar el cumplimiento de las obligaciones fiscales y, en consecuencia, su gestión. “Por lo tanto, esta ley busca un afán recaudatorio fiscal, y no gravar la contaminación, que debería ser el principal objetivo para cumplir con la Agenda 20-30. Con esta medida no se contaminará ni más ni menos, pero sí trasladará al mercado una imagen errónea de la descarbonización”, opinan desde Agremia.
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